Será difícil o virtualmente imposible no mantenerse al tanto de los debates tras las elecciones generales, y ante la dinámica de verse compulsado a presentar un proyecto de investidura al rey Felipe VI.
De momento, en pleno verano y la ciudadanía con ganas de olvidarse por un tiempo de las cuitas entre partidos y políticos, se configura una pausa relativa que se acentuará la próxima semana.
Hay negociaciones detrás de bambalinas, presiones del conservador Partido Popular (PP) para que Sánchez facilite una investidura de la derecha y muchas críticas, ante la eventualidad de que la izquierda termine pactando con los independentistas radicales de Junts per Catalunya.
Parlamentarios consultados por Prensa Latina consideran que el país ibérico se encuentra en una encrucijada con pocas salidas halagüeñas. La polarización de las fuerzas principales tensionó al máximo el panorama.
El resultado inesperado de los comicios del pasado domingo, dejo un sinsabor en la ciudadanía. Había cuatro escenarios posibles y se impuso el hasta entonces considerado in extremis: ningún ganador definitivo y el asomo del bloqueo a un nuevo Ejecutivo.
Aventurarse en pronósticos ahora mismo es bastante arriesgado, aunque analistas como los politólogos Pablo Simón y Cristina Monge se inclinan más a la repetición de los comicios ante la dificultad de los socialistas del PSOE y del (PP) de alcanzar acuerdos de coaliciones.
La sorpresa del 23J, como lo llaman aquí, fue que el PP ganó las elecciones generales al conquistar 136 escaños, pero le será casi imposible gobernar (necesita 176).
Tendría que recibir apoyos de pequeñas formaciones, una de las cuales (Navarra con un escaño) se ofreció, además del ultraderechista Vox (33 curules).
Completaría así la derecha 170 puestos, pero para transitar con éxito de la investidura presidencial en el Parlamento, necesitaría de la abstención del bloque de izquierda, algo que sin dudas no sucederá.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que obtuvo 122 curules, a los que se añadirían los 31 del movimiento Sumar de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, podría incorporar seis de EH Bildu, cinco del PNV, ambos del país vasco, siete de Esquerra Republicana de Cataluña y un de BNG de Galicia, con lo cual llegaría a 172 escaños.
Sin embargo, requeriría de los votos o la abstención de Junts, algo muy fustigado por el ala de la derecha.
Resulta que en el fondo Junts, del prófugo de la justicia Carles Puigdemont, se inclina ideológicamente más a la derecha, pero sabe que es imposible negociar con una alianza PP-Vox, proclive a acabar con las ansias de independentismo catalán.
Por otro lado, según las fuentes consultadas, un Gobierno repetido de Sánchez con socios disímiles y controvertidos, tendría una legislatura casi imposible de sostenerse ante el empuje del dúo PP-Vox.
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