Dentro de este grupo en crisis hay 604 mil personas en fase cuatro, considerada de emergencia, unas 100 mil más que en el mismo periodo del año pasado, precisaron los resultados del documento final.
De no recibir atención, el riesgo de que más de medio millón de guatemaltecos pasen el umbral de hambruna está latente, señalaron los autores, liderados por la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional.
Si bien apreciaron una disminución en la población que se encuentra en las fases tres y dos, conocidas como crisis acentuada, estas pudieron migrar a un nivel mayor y convertirse en emergencia, explicaron.
Ante este panorama, según la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases, es inevitable que aumenten los casos de desnutrición aguda entre la población infantil menor de cinco años.
Los departamentos con la mayor cantidad de hogares en riesgo son Alta Verapaz, Chiquimula, Huehuetenango, Sololá, Retalhuleu y Sacatepéquez.
Analistas advierten que este año el fenómeno climático El Niño afecta directamente en la crisis que atraviesa esta nación centroamericana.
La coordinadora de Acción Contra el Hambre recordó la fase de recuperación tras la pandemia de la Covid-19, cuando las tormentas tropicales Eta e Iota, y luego Julia, causaron serios estragos.
Las dificultades para conseguir alimentos son cada vez más visibles en las áreas periurbanas y urbanas de este país, en contraposición con los parámetros anteriores que situaban a la población afectada en las zonas rurales.
A pesar del crecimiento de un cuatro por ciento del producto interno bruto en 2022, y la proyección del 3,2 para 2023, la tierra del quetzal posee ante sí el desafío de una pobreza y desigualdad de las más altas de América Latina y el Caribe.
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