La OMS recomienda que menos del 15 por ciento sean cesáreas, pero en el último año en Uruguay el 52 por ciento de los nacimientos fueron por intervenciones quirúrgicas, no exentas de complicaciones.
A partir de los 30 años, la cesárea termina siendo la norma y no la excepción de las mujeres uruguayas que dan a luz, consigna el diario El Observador en base a datos del Ministerio de Salud Pública.
En el sector público es donde se practican menos cesáreas. Allí se atienden mujeres en promedio más jóvenes, hay más obstetras y parteros con tiempo de acompañar el trabajo de parto, afirma el rotativo.
Añade que en las mutualistas y seguros privados, las cesáreas llegan al 59 por ciento. Algunas instituciones incluso superan el 70 por ciento.
“Confluyen varias causas para que en Uruguay el porcentaje de cesáreas se corra cada vez más del objetivo”, reconoce el catedrático de Ginecología Claudio Sosa.
Argumentó razones institucionales (horarios, oferta de especialistas); profesionales (del interés del médico, de la paga), y hay razones personales de las parturientas (quienes tienen el derecho a elegir y prefieren asumir el riesgo de la intervención con tal de “no sentir dolor”).
Influye también la existencia o no del personal idóneo: no todo parto tiene por qué contar con un médico, sino que la mayoría se resuelven con parteras debidamente capacitadas.
Pero según la estadística oficial, menos de dos de cada 10 partos del último año fueron atendidos por parteras (obstetras no médicos). De hecho, en las mutualistas privadas solo el ocho por ciento fue atendido por este técnico idóneo.
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