En una visita de apenas unas horas a la nación centroamericana el pasado 28 de agosto, Petro explicó a la prensa, luego del encuentro de alto nivel, que la actual crisis migratoria por la región es un fenómeno creciente sobre el cual resulta necesario construir una política común latinoamericana.
Costa Rica se ha convertido en la principal vía de tránsito para quienes atraviesan la peligrosa selva del Darién y cuyo destino es Estados Unidos. Según cifras oficiales, unos tres mil emigrantes llegan a diario a la frontera sur de Panamá con ese país centroamericano.
Para Chaves, tomará mucho tiempo ponerle fin a la causa común de ese fenómeno, pero en la actualidad hay que administrarlo de manera correcta.
Constituye “un problema estratégico” de la región y el arreglo estructural va a costar “muchísimos años y mucho esfuerzo de muchos”, subrayó.
Aparte de la migración, la lucha contra el narcotráfico es un tema pendiente para los dos países. La labor conjunta ha de ser enfocada, asimismo, en el asunto de la seguridad, también cada vez más creciente por la forma multinacional que adquieren las mafias de drogas ilícitas, remarcó.
El caso del crimen organizado presenta en estos tiempos otra connotación, de gente sin valores, dijo. “Debemos trabajar en cómo quitarle a gente mala enormes cantidades de recursos económicos que les dan poder sobre la violencia”.
Considerada una de las naciones más estables desde todos los puntos de vista, hace algún tiempo Costa Rica vive una creciente ola de violencia sin precedentes, que a juicio de expertos, proviene del narcotráfico y del crimen organizado.
Durante 2022, alcanzó un récord de 656 homicidios, situación que empeoró en 2023, y hasta la fecha fueron registrados 587 asesinatos, según datos oficiales.
Los dos mandatarios encargaron a sus respectivos cancilleres abordar ambas problemáticas. Necesitamos que sea una labor eficiente y con resultados, sostuvo Chaves, y enfatizó:“los pueblos hermanos deben trabajar juntos en lo que los une”.
(Tomado de Orbe)