Ese contexto demanda de ayuda para su supervivencia y hacer frente a la crisis que sitúa en riesgo alto de sufrir los efectos del calentamiento global a los menores de 48 de los 49 países africanos, de acuerdo con el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, siglas en inglés).
«Los países africanos no han contribuido prácticamente en nada a las emisiones globales, sin embargo, sufren un calor abrasador, inundaciones feroces y sequías mortales», advirtió recientemente el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.
Llamó en un mensaje, enviado este viernes a la Asamblea de la Juventud Africana sobre el Clima, a las nuevas generaciones del continente a «alzar la voz» para revertir el daño provocado, principalmente, por las naciones más contaminantes.
En esa misma línea, el informe de Unicef titulado Hora de actuar: Los niños africanos en el punto de mira del cambio climático, reconoce el fuerte impacto de la crisis en las poblaciones más jóvenes.
Físicamente los niños son menos capaces de resistir y sobrevivir a las perturbaciones, y fisiológicamente son más vulnerables a sustancias tóxicas como el plomo y otras formas de contaminación.
Según la investigación, en naciones como la República Centroafricana, Chad, Nigeria, Guinea, Somalia y Guinea-Bissau los menores corren mayor riesgo.
El informe examinó la forma en que los fondos multilaterales para el clima destinan sus recursos y alertó que apenas el 2,4 por ciento de esta financiación mundial clave para el clima puede clasificarse como destinada a apoyar actividades que tengan en cuenta a los niños.
La cifra apenas avanza un valor medio de 71 millones de dólares al año.
Si se amplía el grupo destinatario para incluir a los jóvenes, la cifra aumenta a solo un 6,6 por ciento del gasto total de los fondos, advirtió el organismo.
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