En una ceremonia desarrollada en el salón de Embajadores del Palacio Nacional, a la que asistieron funcionarios, intelectuales y familiares del también investigador social, García lo calificó como un escritor polifacético que incursionó en géneros literarios tan diversos como el ensayo, el drama, la crítica, la ficción y la poesía.
Además, dijo, poseía una dotación artística y sensibilidad estética que le permitieron actuar como visionario frente a realidades inéditas de la vida dominicana.
García anunció en el acto, en el que se otorgó a Mir de manera póstuma la Medalla Heráldica Cristóbal Colón, la puesta en circulación de la segunda edición de su libro “Crónicas Selectas”.
Autor de «Hay un país en el mundo» (1949), calificada como un canto a la patria, Mir recibió el Premio Nacional de Historia por su ensayo «Las raíces dominicanas de la Doctrina Monroe» (1974), y el Premio Anual de Poesía por la obra «El huracán Neruda» (1975).
El Congreso dominicano lo declaró Poeta Nacional en 1984, en reconocimiento al conjunto de su obra, y en 1993 obtuvo el Premio Nacional de Literatura.
Su hija mayor, Celeste Mir, al recibir a nombre de sus familiares la medalla Heráldica Cristóbal Colón, señaló que su padre, tras regresar de Cuba, donde vivió en el exilio, se dedicó a recorrer el país para promover la cultura y la poesía entre los jóvenes.
Anunció la creación de la Fundación Mir para fomentar la cultura y difundir la obra del Poeta Nacional, autor de «Seis momentos de esperanza» (1953), «Poemas de buen amor y a veces de fantasía» (1969), «Amén de mariposas» (1969) y «El gran incendio» (1969).
Reveló que un día le preguntó a su padre por qué señalaba que hay un país en el mundo si hay tantos, y este le contestó: “porque quiero que el mundo sepa que hay una República Dominicana”.
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