El gobernador Alfredo Ramírez indicó en un comunicado de prensa que solicitó al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) que la pieza del Chac Mool encontrado el 4 de septiembre durante los trabajos de construcción del nuevo mercado municipal de Pátzcuaro, permanezca en la entidad como parte de su patrimonio histórico y cultural.
Dijo que, aunque la pieza prehispánica la tiene bajo resguardo el INAH en la Casa de Michoacán, es de gran interés para su gobierno que la escultura se exhiba en algún sitio de Pátzcuaro para que michoacanos y turistas puedan conocerla.
Investigadores del INAH explicaron la relevancia de esta figura, toda vez que los anteriores hallazgos de otras similares fueron en otra localidad, como las de Ihuatzio en 1908 y 1938.
Agregaron que los registros señalan que en 1896, el etnólogo noruego Carl Lumholtz, adquirió un Chac-Mool en Pátzcuaro pero procedente de Ihuatzio, la cual salió de México y se exhibe hoy en día en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York.
Brigadas del INAH trabajan en las inmediaciones de la obra del nuevo mercado municipal donde amplían las excavaciones en busca de más hallazgos.
El Chac Mool es una escultura precolombina de una figura humana llena de misterio, y se han encontrado principalmente en las zonas de Chichén Itza y Tula.
Es una figura humana reclinada hacia atrás, con las piernas encogidas y la cabeza girada, y en su vientre descansa un recipiente circular o cuadrado.
El nombre maya con el cual se le conoce fue asignado por el viajero Auguste Le Plongeon quien, en sus excavaciones en Chichén Itzá, encontró una de ellas y la trasladó a Mérida a finales de 1874.
Posteriormente fueron encontradas otras de ese tipo en diferentes lugares de Mesoamérica y, aunque si bien son más abundantes en Tula, Hidalgo, y en Chichén Itzá, Yucatán, en la Ciudad de México también se han hallado varias.
Una de ellas se recuperó en 1943 en la calle de Venustiano Carranza labrada en el típico estilo azteca. Otra está frente al adoratorio de Tláloc (etapa II 1390 d.C.) del Templo Mayor de Tenochtitlan, la cual aún conserva sus colores originales.
Otro Chac Mool tolteca traído de Tula a Tenochtitlan está entre los cimientos de la Casa de los Marqueses del Apartado, en la calle de Argentina, cerca del Templo Mayor, con la diferencia que esta, además, lleva amarrado un navajón en el brazo.
Posiblemente fue decapitado, pues la cabeza no se encontró en las labores de rescate.
Hay diversas interpretaciones acerca de la función de los Chac Mool hallados en contextos sagrados siempre, por lo cual se les asocia con pequeños altares, pero en particular con los juegos de pelota maya, un deporte ligado al sacrificio humano, aunque en el caso de los aztecas también se les vincula a la lluvia.
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