La exjefa de Gobierno capitalino lleva 23 años al lado del fundador del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que ahora es un partido político todavía en formación y reajuste.
Es un asunto básico, aun cuando Morena tiene sus fundamentos, estatutos y programa, un Consejo Nacional ampuloso con su presidente Mario Delgado y secretaria general Citlalli Hernández, así como un Comité Ejecutivo Nacional (CEN) a cargo del gobernador de Sonora, Alfonso Durazo.
Los comités de defensa son masivos y sus integrantes resguardan la integridad y el cumplimiento de la 4T como garantes de la continuidad de lo aplicado y logrado hasta ahora, bajo la consigna central de, para el bien de todos, primero los pobres, y sus carriles principales la batalla contra la corrupción y el derroche.
Ya como máxima responsable de la 4T, Claudia definió sus primeras propuestas, la principal, abrir el movimiento a quienes quieren formar parte de él rumbo a los comicios del próximo año.
Es decir, la que pudiera ser la primera mujer presidenta de la nación en la historia constitucional de México, empezó desde los primeros minutos de su liderato de los comités de defensa a jugar al duro por la candidatura de Morena al Palacio Nacional.
Esa condición la ganó en buena lid con sus compañeros que compitieron con ella y ahora les dan su total respaldo, excepto el ex canciller Marcelo Ebrard que aun no lo ha hecho.
Claudia comenzó con esa clarinada a la apertura de Morena para sumar voluntades ante una alianza del capital oligárquico y partidista en un Frente Amplio que lleva como candidata presidencial también a una mujer, Xóchitl Gálvez.
Esta última una persona de origen de pueblo que logró amasar una fortuna, retadora, pudo formarse como ingeniera, ser alcaldesa en Ciudad de México y diputada por el Partido Acción Nacional (PAN) que llevó a la Presidencia a Vicente Fox (2000-2006), y a Felipe Calderón (2012-2018), dos de sus más destacados impulsores.
En esa primera actuación como jefa de la 4T, Claudia pidió a sus compañeros de Morena y de la coalición Juntos Hacemos Historia -que integran, además, los partidos del Trabaja y Verde de México-, trabajar sin descanso por la consolidación del programa que denominó “continuidad con cambio”, y los conminó a recorrer casa por casa y formar comités de defensa en todo el país.
«Hoy convoco a la participación de personas de todas las clases sociales, de diferentes corrientes del pensamiento, de todas las religiones, libres pensadoras, a este movimiento que es amplio, plural, de campesinos, trabajadoras, trabajadores independientes, clase media, artesanos, científicos, artistas, intelectuales, comerciantes y empresarios, jóvenes, mujeres, a los millones de mexicanos y mexicanas que viven fuera de México, a que construyamos el segundo piso de la transformación», fue su proclama.
Y como para hacer realidad ese evangelio político y su compromiso de buscar la unidad de México para fortalecer el camino de la honestidad, hacia el bienestar con educación y salud pública gratuitas y acceso a viviendas decorosas, leyó un documento.
Establece el texto que, a partir del 17 de este mes, inmediatamente después de las fiestas patrias, iniciará una gira por el país, “de unidad, organización y movilización”.
En realidad, la verdadera batalla está lejos de comenzar, aunque ya fue superada la etapa de los prolegómenos y las aguas están bien definidas.
Por mucho que otros actores se esfuercen por aumentar la lista de candidatos presidenciales para 2024, lo único que lograrán será robarle votos a una y otra, pues entre Claudia o Xóchitl está la presidenta de México desde 2024, y ese hecho histórico parece irreversible.
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