Al menos 12 personas murieron ese día y 70 resultaron heridas en medio de una represión generalizada del Gobierno militar, tras la caída de la dictadura de Jean Claude Duvalier.
Los cuerpos de los fallecidos quedaron tendidos en la iglesia y el sacerdote salesiano que oficiaba la misa pudo salir ileso.
Algunos expertos, incluso, elevan a 50 la cifra de fallecidos, y denuncian que muchos cadáveres fueron robados por los perpetradores y a otros los consumió las llamas.
La iglesia de San Juan Bosco fue un símbolo de resistencia pacífica de los haitianos, que incomodaba a las fuerzas represivas, presionados por la burguesía para expulsar a Aristide, un poderoso líder religioso y popular.
Cinco años después de la masacre, en 1993, se conmemoraba el aniversario del trágico suceso en la iglesia del Sacré Coeur de Turgeau, cuando hombres armados entraron por la fuerza y obligaron a salir a uno de los participantes, el empresario de origen palestino Antoine Izméry, quien fue ejecutado delante del inmueble a la vista de todos.
Los aniversarios de las dos fechas tienen lugar en medio de una nueva crisis de violencia que sufre Haití, con grupos armados que cercan la capital y departamentos como Artibonite, mientras que más de dos mil 500 personas perdieron la vida este año como consecuencia de la inseguridad.
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