Se trata de Dahiana Gisela Madrid, de 36 años, quien es una de los siete personas imputadas por homicidio simple con dolo eventual, un delito que prevé una pena de ocho a 25 años de prisión, en la causa sobre si hubo malas prácticas que pudieran haber llevado a la muerte al Pibe de Oro.
Madrid estaba de guardia ese mediodía cuando Maradona fue hallado muerto en el cuarto de una casa de la localidad bonaerense de Tigre, donde se recuperaba de una operación por un hematoma subdural. Ella fue la primera en intentar reanimarlo sin éxito.
La Fiscalía General de la localidad de San Isidro citó a declarar a la enfermera en esta jornada, quien será interrogada por los tres fiscales que llevan adelante la investigación, Patricio Ferrari, Cosme Iribarren y Laura Capra.
A la joven y a su compañero de trabajo, Ricardo Omar Almirón, le atribuyen responsabilidad por no haber asistido a Maradona.
Anteriormente, al declarar como testigo, Madrid explicó que aquella mañana del 25 de noviembre nunca ingresó a la habitación de Maradona, para dejarlo descansar porque sabía que al mediodía irían la psiquiatra y el psicólogo, y relató cómo ella misma encabezó las maniobras de reanimación que fueron infructuosas.
Luego fue llamada otra vez por la Fiscalía, tras conocerse un informe de la clínica Medidom, para la cual ella trabajaba, en el que constaba que ese día había intentado controlar a Maradona y que él se había negado.
Madrid reconoció que ese informe era falso y que lo hizo por pedido de su supervisor, Mariano Ariel Perroni (40), otro de los imputados.
En mayo pasado, el médico de cabecera del exfutbolista, Leopoldo Luque, y los otros seis imputados fueron llamados a indagatoria. Entre los acusados aparecen además la psiquiatra Agustina Cosachov y el psicólogo Carlos Díaz.
La decisión de los fiscales fue tomada tras los resultados arrojados por los 11 peritos oficiales que integraron una junta médica, determinante para ver si hubo mala praxis que provocaran la muerte de Maradona.
El informe de la junta precisa que el trabajo del equipo a cargo de la salud de Maradona fue inadecuado y deficiente.
El 22 de diciembre del pasado año los estudios toxicológicos practicados por la Policía Científica argentina al cuerpo del exfutbolista, fallecido un mes antes, arrojaron la inexistencia de alcohol o drogas, y aún siguen las investigaciones sobre una presunta negligencia médica.
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