De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la crisis sanitaria expuso la necesidad de formalizar el trabajo doméstico a fin de transformarlo en empleo decente y añadió que se debe aplicar la legislación laboral y de seguridad social de todas las personas que lo ejercen.
Tras 10 años de la adopción del convenio de la OIT que confirmó los derechos laborales de los empleados domésticos, estos continúan luchando por el reconocimiento de su condición de trabajadores y prestadores de servicios esenciales, precisa un informe de la organización.
Según los datos del documento, unos 60 millones de trabajadores domésticos de pertenecen a la economía informal, en la cual se manifiesta mayores niveles de desprotección.
El trabajo en los hogares emplea a 57,7 millones de mujeres, 76,2 por ciento de las personas con esta ocupación, precisa el texto y añade que en los estados árabes y África del norte, los hombres representan un porcentaje mayor (63,4 por ciento).
La amplia mayoría de quienes laboran en este sector, continúa, lo hacen en dos regiones fundamentalmente, unos 38,3 millones en Asia y el Pacífico; y 17,6 millones en las Américas.
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