La vecina nación ya acogía a gran número de desplazados antes de que estallaran las hostilidades en abril pasado, pero los índices del organismo estiman que una de cada 17 personas en el país es refugiado.
El alto comisionado para estas poblaciones, Filippo Grandi, llamó a la comunidad internacional a apoyar los esfuerzos de Chad para atender el flujo tras una reciente visita a ese territorio.
Hasta la semana pasada, más de 400 mil refugiados llegaron a las provincias de Ouaddaï, Sila y Wadi Fira y de acuerdo con ONU el 86 por ciento de ellos son mujeres y niños y provienen en su mayoría de Darfur.
Los desplazados llegan en condiciones desesperadas, particularmente a la ciudad fronteriza de Adre, que alberga a más de 150 mil personas en un asentamiento espontáneo, dijo el representante.
Otros 75 mil refugiados fueron trasladados desde esa urbe a dos asentamientos de recién construidos.
Aunque los socios humanitarios han hecho esfuerzos considerables para garantizar el acceso a servicios básicos como salud, agua, saneamiento y alimentos, la afluencia está ejerciendo presión sobre los recursos y las comunidades, que ya estaban al límite, advirtió por su parte la oficina del portavoz del secretario general, António Guterres.
Los niveles de financiación actuales son insuficientes para abordar tanto la emergencia como el desarrollo a largo plazo de las necesidades de los refugiados y sus anfitriones.
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