El nuevo cese de las hostilidades llegó tras el éxito de los esfuerzos del presidente del Parlamento libanés, Nabih Berri, con los líderes de los movimientos Fatah y Hamas, reflejaron medios locales.
Según la Agencia Nacional de Noticias, en el campo reina una calma absoluta, a partir del mediodía en todos los frentes de combate, con excepción de algunas explosiones que se escucharon durante los funerales de las víctimas.
A ocho ascendió el número de fallecidos como consecuencia de la rivalidad entre Fatah y grupos extremistas, que tensó el escenario de seguridad en el campamento y en la ciudad costera de Saida.
El Comité de Asuntos de los Refugiados Palestinos del Consejo Legislativo expresó su profundo pesar por los acontecimientos ocurridos en Ein al-Hilweh y exigió a todos a «detener inmediatamente los enfrentamientos para preservar la sangre del pueblo».
Mediante una declaración, precisó que estos hechos sólo sirven al enemigo israelí, que busca sembrar división entre los palestinos.
En este contexto, reclamó el fin de la violencia y llamó a rechazar los intentos sospechosos contra los refugiados y la lucha de los palestinos.
Con anterioridad, la Yihad Islámica y Hamas pidieron a los involucrados en el conflicto poner fin a las hostilidades, cerrar filas y unificar la posición nacional.
Representantes de movimientos palestinos y autoridades de seguridad libanesas anunciaron a inicios de semana un arreglo para detener el intercambio de fuego en Ein al-Hilweh con carácter permanente y dar seguimiento a la extradición de los responsables de la reciente ola de violencia.
El 29 de julio pasado el campo fue testigo del estallido de los enfrentamientos entre Fatah y organizaciones armadas, que aumentó después del asesinato del comandante de las Fuerzas de Seguridad Nacional Palestinas en Saida, Abu Ashraf Al-Armushi, y cuatro de sus compañeros.
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