A juicio del diplomático Raúl de Melo, el sistema multilateral enfrenta la mayor tensión desde que se creó la ONU hace casi 80 años, un contexto que demanda la renovación del compromiso de la comunidad internacional con su obligación ante la Carta de la ONU.
Las tensiones entre las principales potencias han comenzado, alertó en entrevista con Prensa Latina el también analista de Guinea-Bissau con una vasta experiencia de trabajo en América Latina, África, Europa, Estados Unidos y ahora dentro del organismo multilateral.
Este escenario reclama con urgencia respuestas múltiples y efectivas para prevenir y resolver conflictos, gestionar la incertidumbre económica, rescatar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y contrarrestar los desafíos a las normas globales contra el uso y posesión de armas nucleares, reconoció.
Todos estos temas aparecen en la agenda del segmento de alto nivel en Nueva York con un llamado urgente del secretario general, António Guterres, a fortalecer las instituciones multilaterales e impulsar las metas propuestas por la Agenda 2030.
Apenas el 15 por ciento de los ODS está en marcha mientras que una buena parte va en dirección contraria, dijo recientemente el titular de ONU.
Sin embargo, a juicio de De Melo, el mundo no puede esperar un multilateralismo fuerte y eficaz mientras más de la mitad de sus miembros no participan en los procesos de toma de decisiones. La realidad geopolítica actual, advirtió, no es compatible con el actual sistema global de gobernanza; no se puede tener el único órgano de las Naciones Unidas o estructura multilateral con poder para hacer cumplir su decisión sin la presencia de África, América Latina o el Caribe como miembros permanentes.
La restructuración del Consejo de Seguridad de la ONU y la arquitectura financiera es otro de los fuertes reclamos del secretario general y del organismo en una apuesta por brindar más participación a voces antes olvidadas.
«El multilateralismo debe permitir ofrecer una gama completa de herramientas diplomáticas, incluidos los buenos oficios, para una resolución pacífica de los conflictos», enfatizó al respecto De Melo.
Sin embargo, añadió, las reformas largamente esperadas alimentaron la cuestión de la viabilidad de un multilateralismo y el sistema actual aún refleja la concentración de poder de 1945.
La multipolaridad eficaz no se puede practicar defendiendo una Carta donde cinco naciones tienen más poder que la voluntad colectiva de los 188 estados miembros restantes, remarcó.
El enfrentamiento desigual a la pandemia de la Covid-19 es una deficiencia obvia de ese formato actual en la composición del mayor foro del mundo, mencionó.
«Estoy convencido de que la admisión de los nuevos Estados como miembros permanentes del Consejo de Seguridad es un hecho, sin embargo, también creo que la demora en la justicia es justicia denegada, por lo que cuanto antes se admitan, mejor será», subrayó.
Ante la urgencia del contexto, De Melo coincidió en la importancia de la solidaridad y la cooperación en el camino a seguir en este mundo global e interdependiente para el desarrollo común.
Grupos como los países Brics o el G77 y China son una fuerza importante para dar forma al panorama internacional.
«En mi opinión, tenemos opciones y caminos que se adaptan mejor no sólo a nuestras realidades sino también a nuestras preferencias; sin embargo, eso no debería excluirnos ni privarnos de nuestro derecho al desarrollo para que todos marchemos juntos hacia la modernización», recalcó.
Este tipo de alianzas deberían expandir la corporación política y de seguridad para poder mantener la paz y la tranquilidad en sus miembros, dijo.
«Creo que, en última instancia y en el centro, se debe intensificar el intercambio entre personas para que la interacción pueda generar aprendizaje mutuo y una mejor comprensión», insistió.
La equidad y la justicia dentro y entre los países mejorarán la gobernanza global; esa apertura es útil y ventajosa para el equilibrio, la equidad y una mejor gobernanza en el enfoque multipolar.
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