Insistió en que esta compensación es necesaria para sostener la mitigación, la adaptación al cambio climático y los consecuentes daños y pérdidas crecientes originadas por este fenómeno.
“El primer paso para esto es cumplir los compromisos pendientes sobre provisión de financiamiento, transferencia de tecnología y desarrollo de capacidades”, explicó.
Sostuvo que la crisis climática empieza a pasar factura a los países más pobres con la escasez de agua y el incremento en la tasa de evaporación del líquido elemento dulce.
“Instamos a nuestra Asamblea a prestar permanente atención a esta problemática, que afecta principalmente a los más pobres de los cinco continentes, y que ya empieza a afectar a sectores sociales que no se encuentran en los marcos convencionales de la pobreza”, advirtió.
El dignatario pronunció un discurso este martes en el foro multilateral que acontece en Nueva York, y que en esta jornada encabezó el representante permanente de Bolivia ante la ONU, Diego Pary, en su condición de vicepresidente de la Asamblea General en su período de sesiones número 78.
Valoró en él la aprobación tras 15 años de negociaciones del Tratado sobre la Biodiversidad Marina en áreas más allá de la Jurisdicción Nacional (BBNJ), porque según consideró, representa un paso significativo hacia la protección de los océanos y el aprovechamiento sostenible de sus recursos.
“Este tratado establecerá reglas y regulaciones para prevenir la explotación sostenible de los recursos -comentó-, lo que protegerá los intereses de los países sin litoral y evitará el agotamiento de los recursos marinos”.
Dentro de este contexto, resaltó la mención especial en la ONU a los Pueblos Indígenas y a los Países en Desarrollo Sin Litoral.
“Juntos podemos asegurarnos de que los océanos sigan siendo fuente de vida y prosperidad para las generaciones presentes y futuras de manera equitativa”, acotó.
Recordó Arce que Bolivia propuso el reconocimiento de la Madre Tierra en la ONU, a través de una Resolución aprobada el 22 de abril del 2009.
Indicó que ese fue un esfuerzo para que la comunidad internacional tome conciencia de la importancia de la restauración de los procesos naturales para la sobrevivencia de la humanidad, con una visión alternativa anticolonial frente al capitalismo y el mercantilismo.
Defendió la posición boliviana del Vivir Bien en armonía con la naturaleza, visión surgida del pensamiento milenario y ancestral de las naciones y pueblos indígenas, los cuales se constituyen en base de la plurinacionalidad.
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