En un taller celebrado en esta capital, destacó la importancia de la educación en ese cometido, al ser sus instituciones sitios importantes para el cambio normativo y el abordaje de desigualdades y violencia de género.
Durante el encuentro fueron validados tres productos: estándares educativos para responder a la violencia, herramientas de información sobre los servicios esenciales para la comunidad educativa a nivel escolar, y un enfoque educativo integral sobre violencia.
El enfoque educativo integral propone trabajar con la familia y los pares en la escuela para ayudar a transformar las actitudes de género dañinas que perpetúan hechos violentos; mientras, los estándares proporcionan orientación para el diseño, implementación y revisión de servicios de respuesta contra cualquier manifestación de violencia.
Denise Stuckenbruck, asesora regional de Género, de la Oficina Regional de Unicef para América Latina y el Caribe, explicó que la violencia contra mujeres, niñas y niños afecta a una de cada tres personas en el Caribe, por lo cual es necesario abordar el asunto desde enfoques innovadores que promuevan los derechos.
“Juntos, como comunidad y sociedad, debemos transformar las normas y actitudes de género dañinas, mejorar el espíritu de nuestras escuelas y fomentar relaciones saludables y equitativas”, dijo Stuckenbruck.
Mientras, Helen Royer, directora de Desarrollo Humano y Social de la Secretaría de Caricom, explicó que los esfuerzos contribuirán a los cuatro imperativos políticos de la Estrategia de Desarrollo de Recursos Humanos 2030 del organismo: acceso, equidad, relevancia y calidad.
El sector educativo fue incluido en 2022 en la Comunidad de Práctica del Paquete de Servicios Esenciales, desarrollado por el Fondo de Población de Naciones Unidas en respuesta a la violencia contra mujeres y niñas en el Caribe.
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