Simón Trinidad está privado de la libertad en una prisión de Colorado, Estados Unidos, a donde fue extraditado en 2004 por el secuestro de tres estadounidenses.
El presidente del partido Comunes, Rodrigo Londoño, afirmó hoy que la participación activa y presencial de Simón Trinidad ante la JEP beneficiará el acceso de las víctimas a la verdad, favorecerá el proceso judicial y honrará el Acuerdo de Paz firmado entre el Estado colombiano y las extintas FARC-EP.
En julio pasado, la socióloga y defensora de los derechos humanos Liliany Obando afirmó que Trinidad contribuiría mucho como gestor de paz en Colombia.
Recordó que el exguerrillero de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) “lleva injustamente encarcelado 19 años en una prisión de máxima seguridad en Estados Unidos en terribles condiciones”.
«Simón es firmante de paz, suscribió el acta de compromiso ante la Jurisdicción Especial para la Paz y debe ser repatriado a Colombia. Simón contribuiría mucho como gestor de paz», expresó la también exprisionera política e integrante de la campaña de Simón Libertad.
Trinidad fue capturado en Quito, Ecuador en 2004, y en Colombia -señaló Obando- lo condenaron de manera ilegal violentando sus derechos fundamentales y lo extraditaron bajo falsos argumentos.
En el norteño país fue condenado a 60 años de prisión, sanción que está pagando en una cárcel de máxima seguridad en Florence, Colorado, llamada El Alcatraz de las Rocallosas.
Simón Trinidad, desempeñó mayormente labores políticas e ideológicas, entre ellas como negociador de paz, en las filas de las extintas FARC-EP.
Cuando fue detenido se le adjudicaron falsos cargos como narcotráfico que no han prosperado.
Tampoco se pudo demostrar que fuera parte ni que estuviera involucrado en la operación del secretariado de las FARC en el secuestro de tres contratistas estadunidenses (Tom Hawes, Marc Goncalves y Keith Stensell), que realizaban sobrevuelos en las zonas en conflicto.
Su abogado defensor Mark Burton lo define como «un símbolo para la paz», porque fue arrestado cuando estaba en una misión humanitaria para un canje de rehenes y prisioneros, y al mismo tiempo, los considera «una víctima del Plan Colombia, porque para Washington y Álvaro Uribe él fue un trofeo de guerra».
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