En sus palabras después del rezo del Ángelus, pronunciadas al mediodía de este domingo desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano ante cientos de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Sumo Pontífice expresó que “estos días he seguido la dramática situación de los desplazados en Nagorno-Karabaj”.
“Renuevo mi llamamiento al diálogo entre Azerbaiyán y Armenia, esperando que las conversaciones entre las partes, con el apoyo de la comunidad internacional, favorezcan un acuerdo duradero que ponga fin a la crisis humanitaria”, dijo el Obispo de Roma.
A fines de septiembre, unos 84 mil 770 desplazados, el 70 por ciento de los armenios étnicos que habitaban el enclave separatista de Nagorno-Karabaj ya habían abandonado esa región, ubicada en el territorio de Azerbaiyán, cuya población se calculaba en unas 120 mil personas.
Armenia y Azerbaiyán libraron dos guerras por Nagorno-Karabaj desde que ese territorio, de población mayoritariamente armenia, decidió separarse en 1988 de la entonces República Socialista Soviética de Azerbaiyán.
La primera, entre 1992 y 1994, terminó con la victoria de los secesionistas, mientras que durante la segunda, en 2020, Bakú recuperó varios distritos y el dominio militar sobre el terreno.
El pasado 19 de septiembre, Azerbaiyán anunció el inicio de una «operación antiterrorista» en el enclave para lograr «la retirada de las tropas armenias» de ese territorio, a la vez, que Ereván negó la presencia de sus tropas en la región y tachó la operación de «agresión contra el pueblo de Nagorno-Karabaj».
Al día siguiente, el Ministerio de Defensa azerbaiyano anunció que se había llegado a un acuerdo sobre una tregua en Nagorno-Karabaj, cuyas condiciones incluyen, en particular, el desarme y la disolución de las formaciones ilegales armenias en la región.
Representantes de Azerbaiyán y de la comunidad armenia de Nagorno-Karabaj celebraron desde entonces varias rondas de consultas centradas en temas de la reintegración.
La más reciente espiral de violencia en Nagorno-Karabaj costó la vida a 192 militares azerbaiyanos y dejó heridos a otros 512, según el Ministerio de Salud del país caucásico. El 28 de septiembre, el presidente de la autoproclamada República de Nagorno-Karabaj, Samvel Shajramanián, anunció que esta entidad rebelde dejará de existir a partir del 1 de enero de 2024.
Ante esta situación el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, pidió establecer mecanismos eficaces para proteger a los armenios de Nagorno-Karabaj de las limpiezas étnicas, y advirtió de que el éxodo podría ser la única vía para salvar sus vidas e identidad.
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