Del 22 al 25 de septiembre presuntos integrantes de la banda de Canaán atacaron la localidad y también el Hospital Universitario de Mirebalais, uno de los más importantes de su tipo en el país, lo cual provocó el desplazamiento de más de 800 familias.
La instancia también reveló que durante el periodo unos 25 vehículos fueron robados y dos carros policiales incendiados.
Además, saquearon cerca de 30 tiendas de alimentación, un bar, una farmacia y dos oficinas de transferencia.
Los desplazados tuvieron que refugiarse en 26 sitios, algunos de los cuales no cuentan con las condiciones necesarias para albergarlos.
Actualmente esas familias se enfrentan a una amplia gama de necesidades, entre ellas agua potable, comida caliente, kits de higiene y saneamiento, colchones, mantas, material de limpieza y, sobre todo, apoyo psicosocial, reconoció la entidad.
Los ataques ocurrieron poco después que las pandillas se comprometieron a un supuesto alto al fuego y en un video que se viralizó en las redes sociales instaron a la población a regresar a sus hogares y a la diáspora a invertir en el país.
A su regreso de Nueva York la semana pasada, donde participó en la 78 Asamblea General de Naciones Unidas, el primer ministro Ariel Henry desestimó la acción de las pandillas y aseguró que los grupos armados no pueden ofrecer paz a Haití.
Un reciente informe de Naciones Unidas reveló que en lo que va de año, unas dos mil 500 personas murieron en Haití como consecuencia de la violencia de las pandillas y cerca de un millar fueron secuestradas.
Para algunos expertos la situación podría agravarse ante la certeza del arribo de una misión internacional de apoyo a la seguridad, aprobada a inicios de esta semana por el Consejo de Seguridad de la ONU.
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