Como parte de la ayuda, el ente de la ONU para los Refugiados continúa la distribución de artículos de socorro básicos adquiridos como camas plegables, juegos de cama y mantas, en los municipios fronterizos de Goris y Vayk, así como en la capital, Ereván.
En tanto, representantes del Fondo de Población distribuyen kits de dignidad y trabajan con proveedores de servicios locales para prevenir la violencia de género.
Otros esfuerzos del Fondo para la Infancia capacitan a trabajadores sociales en protección infantil en situaciones de emergencia luego de establecer el primero de dos centros de apoyo en Goris, la principal ciudad receptora de refugiados, con la Cruz Roja Armenia.
Esta iniciativa tiene el fin de reconectar a familias con niños separados, añadió el vocero.
Por su parte, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, adquiere paneles solares y calentadores de agua, además de bio-inodoros frente a las crecientes necesidades de los refugiados y las comunidades de acogida.
En apenas dos semanas, más de 100 mil personas, de una población estimada en alrededor de 120 mil, huyeron de Nagorno-Karabaj hacia Armenia.
El territorio, dentro de las fronteras de Azerbaiyán pero controlado por separatistas armenios desde el fin de la Unión Soviética en 1991, cayó en manos de las tropas de Bakú tras una ofensiva relámpago el 19 de septiembre, precedida por un bloqueo de nueve meses que privó de suministros a la zona.
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