Biden dijo que cuando regrese el Congreso (paralizado hace una semana tras la destitución del presidente de la Cámara de Representantes Kevin McCarthy) pedirá tomar medidas urgentes “para financiar las necesidades de seguridad nacional de nuestros socios críticos”.
También reiteró que su administración estaba «aumentando» la asistencia militar adicional a Israel.
El fin de semana el Pentágono anunció que fueron movilizados el grupo de ataque del portaaviones Gerald R. Ford de la Armada de Estados Unidos, acompañado por el crucero de misiles guiado USS Normandy, los destructores de misiles Thomas Hudner, USS Ramage, USS Carney y USS Rossevelt.
Al propio tiempo se informó sobre el incremento de escuadrones de aviones de combate F-35, F-15, F-16 y A-10 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en la región del Mediterráneo Oriental.
“Vamos a asegurarnos de que Israel no se quede sin estos recursos”, apuntó el mandatario demócrata, quien no mencionó en su intervención las palabras diplomacia o paz.
El presidente Biden continuó utilizando sus calificativos para el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), que en la mañana del 7 de octubre, en una sorpresiva operación, hizo una incursión a gran escala en territorio israelí.
«En este momento, debemos ser muy claros», recalcó Biden para seguidamente puntualizar: «estamos con Israel».
En sus comentarios, el ocupante del Despacho Oval señaló que al menos 14 estadounidenses se encuentran entre los mil muertos en esta escalada del conflicto israelo-palestino.
Biden realizó su alocución tras una llamada telefónica con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Esta fue la tercera entre ambos desde el sábado, pero sin abordar hasta ahora esos 75 años de sufrimiento y desplazamiento del pueblo palestino ante la mirada silenciosa del Gobierno de Estados Unidos y parte de la comunidad internacional, en una política de doble rasero.
Más de 700 mil palestinos fueron expulsados de sus hogares tras la creación del estado israelí en 1948, un suceso histórico conocido como la Nakba (catástrofe, en árabe).
Tras el ataque de Hamas, Israel declaró la guerra, ordenó la movilización de 360 mil hombres y bloqueó totalmente la Franja de Gaza, un enclave donde residen cerca de 2,3 millones de personas privadas de energía, agua y alimentos.
Además, las fuerzas sionistas mantienen la Franja bajo un intento bombardeo de aviones y helicópteros, que causó hasta la fecha casi 830 fallecidos.
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