En una declaración pública, la organización llamó a los sectores concernidos y especialmente a las autoridades nacionales, a emprender esa inconclusa gran tarea republicana.
Precisa que el nuevo sistema deberá “garantizar la equidad en salud, indispensable para el bienestar, la prosperidad, el desarrollo y la democracia a los que aspiran todos los peruanos”.
Argumenta que el país sufre un deterioro de la situación socioeconómica, con perspectivas a un empeoramiento y de agravamiento de la inequidad en salud, en perjuicio especialmente de los más desfavorecidos.
Señala que al mismo tiempo se vive el colapso de la atención de salud, especialmente pública y en el primer nivel de atención.
El texto indica que la reciente muerte por falta de asistencia médica básica en una pequeña población, del vicepresidente del Congreso, Hernando Guerra García, “es la realidad cotidiana de la gran mayoría de la población peruana, a pesar de discursos triunfalistas de cobertura de seguros universales”.
Alude así al discurso de la presidenta Dina Boluarte en las Naciones Unidas, en el que afirmó que el 99 por ciento de la población peruana tiene seguro de salud, lo cual, agrega el Colegio, “no se condice con la muy deficiente realidad de los servicios de salud, a pesar del esfuerzo de sus sacrificados recursos humanos”.
Explica que universalmente el eje del nuevo sistema debe ser el primer nivel de atención, que atiende 80 por ciento de las enfermedades y la demanda de salud, pero los centros de esas características están limitadamente equipados y carecen de los recursos humanos necesarios.
Para el Colegio Médico, esa situación se debe al limitado financiamiento y de prioridad para este nivel de atención que diversos gobiernos han prometido en vano fortalecer.
Plantea el problema de la incrementada anemia infantil que debe ser atendido por ese frente y que se ha agravado por el deterioro de las condiciones de vida e inseguridad alimentaria.
Frente a esa situación, añade, la llamada clase política se muestra impasible y la tragedia de 220 mil muertes por la Covid-19 fue un escándalo sanitario que “no ha merecido, a la fecha, ninguna propuesta de mejora por parte de las autoridades del sector ni del poder legislativo”.
“Queda claro que, dado el carácter sistémico, estructural del problema, las soluciones no debieran ser parches efectistas, que por lo demás, nunca se cumplen”, advierte.
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