La fecha, establecida por Naciones Unidas, anima a la población a pasar a la acción para romper el ciclo de catástrofes y desigualdad creciente al reconocer que la mayoría de los países con esos riesgos son también los de mayor población en la pobreza.
Mientras que el acceso dispar a servicios como la financiación y los seguros deja a las personas con mayor riesgo expuestas al peligro, los impactos de los desastres naturales exacerban la desigualdad.
Por ello, el llamado de este año de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres busca concienciar sobre ese desbalance y combatirlo para un futuro resiliente, tema de la jornada.
Esa premisa está en consonancia con el Marco de Sendai, el acuerdo internacional para prevenir y reducir las pérdidas de vidas, medios de subsistencia, economías e infraestructuras básicas.
El documento tiene siete objetivos globales y 38 indicadores para medir el progreso y complementa el Acuerdo de París sobre el cambio climático, con ambos marcos interrelacionados para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
La conmemoración de este Día Internacional ocurre meses después que la Asamblea General examinara el Marco y adoptara en mayo una declaración política para acelerar las disposiciones encaminadas a reforzar la resiliencia ante los desastres.
El organismo reconoció que las catástrofes afectan a todo el mundo, pero tienen un impacto desproporcionado en las personas con discapacidad por las barreras sociales a las que se enfrentan.
De acuerdo con la Oficina para la Reducción de Riesgos, el mundo enfrentará 1,5 desastres de magnitud significativa al día en 2030, mientras que otras estadísticas confirman que entre 1970 y 2019, el 91 por ciento de todas las muertes por amenazas meteorológicas, climáticas e hidrológicas se produjeron en países en desarrollo.
En la actualidad, cerca del 75 por ciento de los fenómenos meteorológicos extremos están relacionados con el cambio climático, alimentado por las emisiones de carbono.
npg/ebr