Por Roberto F. Campos
Redacción de Economía
Al margen de países pobres que no pueden darse el lujo de elegir qué beber, existe una creciente ola de preocupación por parte del común de los mortales debido a votar por el mejor producto.
Y es el caso que las listas en Internet cambian constantemente y ya muchos lectores ven con enojo algunas de las recomendaciones como fruto de la propaganda o el comercio.
Lo que los abuelos elogiaban y le llevaron a tener longevidad, ahora para muchos médicos constituye pecado. Pese a ello, la máxima repetible y de coincidencia entre los más eruditos está en un equilibrio de todo en la vida, sea cómo nos alimentamos, qué bebemos o la cantidad de ejercicio diario.
Sin embargo, el blog tendencias de salud y bienestar pone una nota curiosa a esta ya perseguida información sobre cómo sentirnos mejor, ahora sobre las bebidas que más engordan.
La página desmitifica algunos productos y enluta a otros, entre ellos, el de la barriga cervecera; señala la inexistencia de datos científicos que prueben al lúpulo como responsable del sobrepeso y creador de esas protuberancias en el cuerpo.
El artículo se apoya en un análisis titulado Cerveza y Calorías, una revisión científica de la doctora en nutrición británica (Manchester) Kathryn O´Sullivan. Esta especialista es consultante en diversos programas de alimentación en el Reino Unido y estuvo vinculada en su momento con la firma de alimentos para desayunos Kellogg.
La entendida comienza con dicha refrescante bebida alcohólica y aconseja que se debe beber con moderación, pues si se consume en grandes cantidades es lógico pensar un aumento de peso, aunque también anota que el sobrepeso también lo puede traer el exceso de vino, bebida santificada por los médicos.
¿VIVIR LA VIDA O LAS REGLAS?
El informe recalca que cambiar una copa de vino por media pinta de cerveza puede ahorrarnos 40 calorías, lo que transgrede los reportes conocidos hasta el presente, y por tanto, la lista comenzaría con sustituir los dos vasos de vino al día recomendados por dos botellas de cerveza y no pasaría nada.
Pese a ello, la investigadora coincide en que el exceso de alcohol produce un impacto negativo en la esperanza de vida, aunque se inclina por el consumo moderado de la cerveza como beneficio para la salud.
Señala que el lúpulo puede proporcionar vitaminas y minerales esenciales y dicho consumo moderado pudiera proteger de enfermedades cardiacas, osteoporosis y diabetes.
Y agrega como alerta sobre las bebidas más calóricas y, por tanto, de las que sí hay que protegerse, como es el caso del brandy Pedro Ximenez Sherry con 320 calorías, con 400 gramos por litro de azúcar residual, una de las más dulces, empleada como vino de postre.
Otra de las estigmatizadas es el Samuel Adams Triple Bock, de 340 calorías, una de las cervezas más calóricas, oscuras y dulces, con un contenido de 18 por ciento de alcohol, con notas de chocolate de malta y jarabe de arce, que se sirve a temperatura ambiente y debe beberse lentamente.
El vino caliente lleva 400 calorías, y ese proceso va suavemente con azúcar y especias adicionales como clavos, nuez moscada y canela, además de jugos de frutas, vainilla y anís estrellado. Muchas personas no conocen que cuenta con hidratos de carbono o añadido de ginebra o Grand Marnier.
Otro pecado lo encuentra en White Russian, cóctel con 500 calorías y alto contenido de crema, vodka y licor de café.
La conocidísima Margarita, que aparece en muchos filmes como parte del placer de algunos millonarios en viaje por el Caribe, contiene 550 calorías, la misma cantidad encontrada en una hamburguesa Big Mac. Se trata de un cóctel clásico, incluso casero, con sabor entre mezcla de la tequila, triple seco y limón.
Otra pieza clásica de la coctelería es el daiquirí, que lleva nada más y nada menos que 600 calorías, y se sirve solo o con frutas a partir de ron blanco, jugo de limón y azúcar, muy delicioso.
Y qué decir de la piña colada con 640 calorías, ron blanco y jugo de la fruta; pero la crema de coco es lo que proporciona las calorías a esta bebida, creada en los años 50 del pasado siglo por el cantinero Ramón Marrero, quien trabajaba en el Caribe Hilton Internacional Hotel de Puerto Rico.
La lista de la experta tiene aún otras sorpresas con el Long Island Iced Tea, para quienes creen que el té adelgaza, con 780 calorías, y dicen los entendidos que pese a su nombre no tiene ni rastro de bebida helada. Se combina con vodka, ginebra, tequila, ron y triple seco.
Y para completar las recomendaciones, porque en la red de redes existe de todo y para todos los gustos, se puede acceder a la Web drinkaware.co.uk, una calculadora online que colabora en determinar el consumo calórico de las principales bebidas, o por lo menos, de las favoritas.
Por ejemplo, y volviendo al tema cervecero, una pinta de Carling lleva 187 calorías y una de Guinness alcanza 210, mientras la London Pride tiene 199 y la John Smith acumula 153 calorías por litro.
Y quienes prefieran el vino tinto, pues una copa grande de 250 mililitros de un buen Merlot (tinto) contiene 170 calorías, mientras el conocidísimo tranquilo español Marqués de Cáceres llega a las 265 calorías.
Sin embargo, la copa grande de Chardonnay o vino blanco cuenta con 185 calorías y una excelente champaña Moët & Chandon alcanza las 190 calorías.
Una lata de Cola de 330 miligramos abarca 140 calorías y un vaso de zumo de naranja concentrado sobrepasa un poco más de 142, contrario a lo que muchos piensan que el jugo le hará bajar de peso, frente a un refresco gaseado (en este lo perjudicial es precisamente el gas).
De cualquier manera, a eso es necesario sumarle que otros entendidos piensan que el pan no engorda, sino lo que le ponemos, o las pastas, por demás digestivas, son saludables, y la lista sería interminable, quizás aportando más confusión ¿o claridad? a las recomendaciones médicas.
Por tanto, la ilustración la aporta el sentido común –quizás como dicen un viejo refrán, el menos común de los sentidos- a partir de un equilibrio que cada cual puede determinar desde sus padecimientos u objetivos y, por supuesto, sin abandonar el disfrute que tanto ayuda a combatir el maligno estrés, pero con atención a las intenciones del mercado.
arb/rfc