La OIEA publicó su pronóstico anual de generación para los próximos decenios, el cual prevé que hasta 2050 habrá una cuarta parte más de capacidad de energía nuclear instalada en comparación con sus datos de 2020.
El director general del organismo conexo de la ONU, Rafael Mariano Grossi, anunció las nuevas proyecciones, que figuran en el informe anual «Estimaciones de energía, electricidad y energía nuclear para el período hasta 2050», durante la inauguración de la Segunda Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático y el Papel de la Energía Nucleoeléctrica 2023: Atoms4NetZero, en Viena.
Señaló Grossi que el cambio climático es un gran impulsor, pero también lo es la seguridad del suministro de energía.
Muchos países prorrogan la vida útil de sus reactores actuales, estudian la posibilidad de construir diseños de reactores avanzados o inician su construcción, y consideran los reactores modulares pequeños, incluso para aplicaciones que van más allá de la producción de electricidad.
En la hipótesis alta del nuevo pronóstico, se prevé que la capacidad nuclear instalada de aquí a 2050 sea de más del doble de la actual, hasta 890 gigavatios eléctricos (GW(e)) en comparación con los 369 GW(e) actuales.
Ello representa un incremento de 14 por ciento, con respecto al pronóstico del año pasado.
En medio de un panorama energético mundial en rápida transformación, intensificado por la pandemia de Covid-19, la situación geopolítica y los conflictos militares, el aumento significativo en la previsión de capacidad subraya que cada vez son más los países ven la energía nuclear como una fuente resiliente, fiable y con bajas emisiones de carbono.
El reporte pone de manifiesto la importancia de la energía nucleoeléctrica para garantizar la seguridad energética, con miras a prevenir fluctuaciones futuras en la disponibilidad y los precios.
A pesar del pronóstico optimista, siguen los desafíos inherentes al cambio climático, la financiación, las consideraciones económicas y las complejidades de la cadena de suministro, que podrían dificultar el crecimiento de la industria.
La investigación señala -sin embargo- que aún queda mucho por hacer para lograr un entorno de inversión justo y propicio para nuevos proyectos nucleares.
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