La iniciativa debe cubrir un área de 788 kilómetros cuadrados, el equivalente al tamaño del propio país, y se extenderá desde Portsmouth hasta la región sur de la isla.
En el próximo proyecto de ley se establecerá una oficina de reserva dedicada a los cachalotes y dirigida por un oficial superior de ballenas, dijo la directora ejecutiva de la Agencia de Ejecución de la Resiliencia Climática de Dominica, Francine Baron.
La legislación incluirá un plan de gestión integral, donde se describirán protocolos específicos para la navegación dentro del área, con el fin de reducir la posibilidad de que un barco golpee a los cachalotes.
La normativa también establecerá un enfoque más organizado para la observación de ballenas y nadar con ellas, sin causar angustia en la especie, ni alterar su comportamiento natural.
El ministro Roland Royer destacó que en las aguas de Dominica habitan más de 50 familias de cachalotes, donde los mamíferos más grandes del mundo muestran signos de angustia.
Los inquietantes registros de muertes masivas, enfermedades misteriosas y cambios de comportamiento resaltan la necesidad de contar con un espacio que proteja esta especie, dijo.
Royer también señaló que en los últimos años los cachalotes locales no recibieron el debido respeto, pues el aumento de las actividades marítimas trajo como consecuencia fuertes colisiones con barcos, enredos en desechos plásticos y exposición a otras amenazas relacionadas con los humanos.
Por su parte, el explorador residente de National Geographic, Enric Sala, se refirió al peligro crítico global de los cachalotes y subrayó que esta población particular, compuesta por unos pocos cientos, es exclusiva de Dominica y el Caribe Oriental.
El ecologista marino expresó su admiración por el plan y la estrategia integral de Dominica para la resiliencia climática, y destacó que los cachalotes contribuyen al secuestro de carbono en las profundidades del océano.
Para Royer, con este refugio Dominica no solo ayudará a los cachalotes, sino que contribuirá también a la conservación de la vida marina, fortalecerá la resiliencia contra los impactos del cambio climático y salvaguardará la economía local, con beneficios que alcanzarán a los pescadores, operadores turísticos y personas de todo el mundo.
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