Este también indicó que tales perturbaciones son causa especialmente de la excesiva concentración y dependencia de una sola economía o región para el suministro de productos críticos, circunstancia exacerbada por las recientes tensiones geopolíticas.
En el estudio participaron los presidentes del Banco Asiático de Desarrollo (BAD), del Instituto de Economías en Desarrollo – Organización Japonesa de Comercio Exterior (IDE-JETRO), del Instituto de Investigación de Cadenas Mundiales de Valor de la Universidad de Negocios Internacionales y Economía (UIBE) de Beijing, y la Organización Mundial del Comercio(OMC).
Ellos son Masatsugu Asakawa, Kyoji Fukao, Zhongxiu Zhao, respectivamente, y la directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala.
Sin embargo, refiere el prólogo, la estructura actual de las CMV es compleja y reporta importantes beneficios a empresas y consumidores de todo el mundo.
Según sus autores, la resiliencia y la sostenibilidad no pueden lograrse sin desarrollo inclusivo, para el cual deben seguir reduciéndose las barreras a la integración y establecerse medidas que impidan a las empresas explotar su poder de mercado a expensas de los pequeños proveedores.
El documento actualiza las tendencias de las cadenas con nuevos datos que se extienden hasta 2022, destacando que ellas siguen siendo una parte central de la globalización a pesar de las crecientes presiones.
De acuerdo con el texto, los insumos extranjeros representaron el 28 por ciento de las exportaciones globales de mercancías en ese año, lo que representó un nivel récord. Refiere además que las tasas de participación en las CMV de casi todas las economías fueron superiores en ese período en comparación con sus niveles previos a la pandemia de 2018.
Asimismo, examina cómo las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y la pandemia de COVID-19 afectaron tales cadenas, con un análisis en profundidad de las referentes a las de suministro de energía y semiconductores.
Concluye que el valor de las exportaciones y la proporción de productos que pueden convertirse en cuellos de botella –rubros que exportan muy pocas economías- se ha más que duplicado desde el 2000, pasando del nueve al 19 por ciento del comercio total, lo que contribuye a la vulnerabilidad de las CMV.
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