Después del Dussehra, la nación surasiática celebraen noviembre la fiesta más brillante, llamativa y gratificante, que marca diferentes eventos mitológicos e históricos, en el también conocido Festival de las Luces.
Desde dar la bienvenida al señor Rama, Sita, Lakshmana y Hanuman hasta honrar a Lakshmi, la diosa de la fortuna y la prosperidad, las razones pueden variar, pero el frenesí por la fecha es palpable en casi todo el país.
Diwali se celebra en el decimoquinto día del mes Kartika del calendario hindú y su nombre se deriva del vocablo deepa, las lámparas que se encienden fuera de las casas y templos como símbolo de la luz interna que protege contra la oscuridad espiritual.
Para los hindúes, el Dipawali es tan importante como la Navidad para los cristianos, y a lo largo de los siglos se transformó en fiesta nacional.
Más de 800 millones de individuos festejan esta fecha de diversas formas y la comunidad india en el exterior visita sus lugares de culto para hacer ofrendas a las deidades y compartir comidas y dulces.
Durante cinco días, reina el espíritu del Diwali. En la primera jornada,las personas compran pequeños artículos dorados y limpian sus casas, además de adorar a la diosa Lakshmi; en la segunda, celebran la destrucción del rey demonio Narakasura por Krishna, considerado una encarnación del dios Vishnu, y ofrecen oraciones por las almas de sus antepasados; en la tercera, las familias buscan la bendición de la diosa de la fortuna para asegurar su éxito y encienden fuegos artificiales y diyas (un tipo de lamparitas); en la cuarta,visitan los templos, y la última marca el comienzo del año en el calendario hindú.
El Dipawali trae consigo delicias culinarias especiales como el dulce sheera, a base de nueces, azafrán, sémola y pasas, así como el cremoso kheer, hecho de arroz y sagú, y se combina con un tipo especial de lentejas.
(Tomado de Orbe)