La semana pasada, un informe de Naciones Unida alertó que los forzamientos contra los niños que viven en esa situación continúan alarmantemente altos en el último año, mientras la pandemia de Covid-19 aumentó la vulnerabilidad de la población infantil.
Más de 19 mil 300 de menores afectados por conflictos el año pasado fueron víctimas de graves violaciones como el reclutamiento o el abuso sexual, según el texto divulgado por la representante especial del secretario general de la ONU para los niños y conflictos armados, Virginia Gamba.
La pandemia dificultó que los expertos llegaran a ellos y pudiera brindarles ayuda y mayor protección, señaló.
Además, indicó Gamba, a raíz de la crisis sanitaria esos menores quedaron más expuestos al secuestro, el reclutamiento y la violencia sexual.
El reclutamiento y el uso militar, así como el asesinato y la mutilación de niños, fueron las violaciones más frecuentes en 2020, seguidas de la denegación del acceso humanitario y el rapto, de acuerdo con el reporte.
Del mismo modo, se registró un crecimiento exponencial en los secuestros, que aumentaron en 90 por ciento el año pasado, en tanto las violaciones y otras formas de violencia sexual se dispararon en un 70 por ciento.
Los ataques a escuelas y hospitales continuaron excesivamente altos, e incluyeron agresiones graves perpetradas contra la educación de las niñas y contra las instalaciones y el personal de salud.
El informe reveló que las niñas constituían una cuarta parte de todos los menores víctimas y sufrieron en su mayoría violaciones y otras formas de violencia sexual, seguidas de asesinatos y mutilaciones.
La pandemia convirtió a las escuelas en blancos fáciles para la ocupación y usos militares, y durante el último año hubo un aumento de esos fenómenos mientras tales centros permanecían cerrados temporalmente en el contexto de la crisis sanitaria.
Frente a tal escenario, la ONU insistió en la necesidad de asegurar recursos para la protección de la infancia en un momento de sufrimiento extremo para los niños, dados los numerosos retrocesos en los procesos democráticos y el aumento de la violencia entre las partes en conflicto.
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