En el documento, leído en ese foro por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, cuyo texto íntegro fue publicado este sábado por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Francisco expresó que, en tal sentido, la COP28 debe ser un punto de inflexión, pues urge ahora relanzar el camino y dar “un signo de esperanza”.
Las formas para esa transición deben ser eficientes, obligatorias y fáciles de monitorear, así como abarcar los campos de la eficiencia energética, las fuentes renovables, la eliminación de los combustibles fósiles y la educación a estilos de vida menos dependientes de estos últimos, afirmó el sumo pontífice.
“¿Trabajamos por una cultura de la vida o de la muerte?”, preguntó el Papa en sus palabras a los asistentes a ese evento, que inició en esta ciudad de los Emiratos Árabes Unidos el pasado 30 de noviembre y se extenderá hasta el 12 de diciembre, con la presencia de más de 150 jefes de Estado y Gobierno.
“El cambio climático es un problema social global que está íntimamente relacionado con la dignidad de la vida humana”, manifestó el obispo de Roma, y pidió que “¡escojamos la vida, elijamos el futuro y escuchemos el gemido de la tierra, oigamos el clamor de los pobres, demos oídos a las esperanzas de los jóvenes y a los sueños de los niños!”
La ambición por producir y poseer se ha convertido en una obsesión, y ha desembocado en una avidez sin límites, que ha hecho del ambiente objeto de una explotación desenfrenada, apuntó, y alertó que “el clima trastornado es una advertencia para que detengamos semejante delirio de omnipotencia”.
“El único camino para poder vivir en plenitud es que volvamos a tomar conciencia, con humildad y valentía, de nuestro límite”, pero las negociaciones internacionales no pueden avanzar significativamente por las posiciones de los países que privilegian sus intereses nacionales sobre el bien común global, lamentó.
El pontífice manifestó que, en ese camino hacia una solución, no debe perjudicarse “el desarrollo de tantos países, ya sobrecargados de pesadas deudas económicas, sino más bien se considere la repercusión que tienen pocas naciones, que son responsables de una preocupante deuda ecológica respecto a otras”.
«Sería justo encontrar modos adecuados para condonar la deuda económica que grava sobre varios pueblos, teniendo en cuenta la deuda ecológica que hay en favor de ellos», consideró el papa Francisco.
¡Cuántas energías está malgastando la humanidad en las numerosas guerras en curso, como en Israel y Palestina, en Ucrania y en muchas regiones del mundo; conflictos que no resolverán los problemas, sino que los aumentarán! ¡Cuántos recursos desperdiciados en armamento, que destruyen vidas y arruinan la casa común!, expresó
“Lanzo de nuevo una propuesta: con el dinero que se usa en armas y otros gastos militares, constituyamos un fondo mundial para acabar de una vez con el hambre” así como para “llevar a cabo actividades que promuevan el desarrollo sostenible de los países más pobres, para combatir el cambio climático”, agregó el papa en ese discurso.
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