Según el órgano judicial se optó por no sentenciar a cadena perpetua a Jean-Claude Iyamuremye, extraditado de Países Bajos en 2016, debido a que cometió los crímenes cuando tenía 19 años y a que ayudó a salvar de las matanzas a una familia tutsi, informó el portal noticioso Umuseke.
El individuo, que trabajó en Europa como chofer para las embajadas de Israel y Finlandia, rechazó los cargos en su contra, entre los que figuraron su participación en varios asesinatos de miembros de la comunidad tutsi en esta capital.
No obstante, el tribunal destacó en su veredicto que los testimonios y las pruebas permiten confirmar su papel en varias de las matanzas, si bien hay pruebas sin solidez argumental respecto a otras, por lo cual se exoneraron del caso.
Iyamuremye fue parte de un grupo de Interahamwe -una milicia paramilitar hutu respaldada por el gubernamental Movimiento Revolucionario Nacional para el Desarrollo (MRND)- que masacró mayormente a familias de la comunidad tutsi en Kigali durante el genocidio de 1994.
El acusado, quien no se pronunció de inmediato sobre la sentencia, puede aún presentar una apelación.
Entre 800 mil y un millón de ruandeses, mayormente tutsis y hutus de conducta política moderada, fueron víctimas fatales de facciones extremistas durante cerca de tres meses en 1994, lo cual se identificó como una primavera sangrienta.
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