Esa cifra equivale al siete por ciento del producto interno bruto mundial, de acuerdo con el reporte presentado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) en la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP28), en Emiratos Árabes Unidos.
La investigación analiza y cuantifica por primera vez los flujos de financiación privada que afectan directamente a la naturaleza, aunque la cantidad de siete billones de dólares probablemente esté subestimada, pues solo trata los impactos directos, señalan los autores.
El análisis identificó cinco industrias que influyen en la mayoría de los flujos financieros negativos, como construcción, servicios eléctricos, bienes raíces, petróleo y gas, alimentos y tabaco.
Estos sectores contribuyeron con alrededor del 16 por ciento de los flujos generales de inversión en la economía.
Sin embargo, el 43 por ciento del financiamiento que dañó la naturaleza estuvo asociado con la destrucción de bosques, humedales y otros hábitats naturales.
Además, los subsidios globales a los consumidores de combustibles fósiles se duplicaron entre 2021 y 2022, aumentando de 563 mil millones de dólares a 1,16 billones de dólares.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) estimó un gasto adicional de 500 mil millones de dólares para reducir los costos energéticos en 2022, de los cuales alrededor de 350 mil millones de dólares se gastaron solo en Europa.
Los precios del gas y la electricidad se duplicaron debido a la introducción de políticas para proteger a los consumidores del aumento de los precios de los combustibles fósiles.
Respecto a la agricultura, el informe señaló que los subsidios perjudiciales para el medio ambiente representan más de 345 mil millones de dólares.
Un examen de 54 países estimó que el apoyo total recibido por el sector agrícola fue de 817 mil millones de dólares por año entre 2019 y 2021, principalmente de apoyo a los productores.
Se requieren esfuerzos masivos, según el Pnuma, para aumentar la financiación y reducir el gasto en finanzas negativas para la naturaleza para lograr los objetivos de la Convención de Río que son limitar el calentamiento global por debajo de 1,5 grados Celsius.
Asimismo, para prevenir la pérdida de biodiversidad y que el 30 por ciento de la tierra y el mar permanezcan protegidos, además de lograr la neutralidad en la degradación de la tierra para 2030.
La directora ejecutiva del Pnuma, Inger Andersen, dijo en un comunicado de prensa que las inversiones anuales negativas para la naturaleza son más de 30 veces mayores que el financiamiento para promover un clima estable y tierras y naturaleza saludables.
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