Desde el pasado 1 de noviembre, los grupos armados quieren controlar la zona que da acceso a la principal ciudad del país, a pesar de las intervenciones policiales para impedirlo.
La violencia provocó que cientos de familias abandonaran la localidad, mientras que al menos dos oficiales y varios residentes fueron asesinados.
La Policía también abatió a varios miembros y obligó a replegarse a otros durante sus operaciones.
Es en este contexto, en el cual la banda comenzó a secuestrar a ciudadanos para utilizarlos con fines delictivos, la mayoría de ellos choferes de mototaxis que operan en el área, de acuerdo con varios medios locales de prensa.
Los grupos armados controlan actualmente más del 80 por ciento de esta capital y extienden su influencia a departamentos como Artibonite, donde más de mil 600 personas fueron asesinadas, secuestradas o sufrieron heridas de julio a octubre pasado, según un informe de la Oficina Integrada de Naciones Unidas en Haití.
Por su parte, la oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, lamentó que de enero a octubre la violencia desatada por las pandillas dejó tres mil 960 muertos, mil 432 heridos y dos mil 951 víctimas de secuestros en todo el país.
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