En Costa Rica, además, se requiere un oído fino para comprender una conversación con los habitantes de esta tierra centroamericana, pues hablan superrápido, acentuando el sonido de la doble erre, aunque hasta ellos mismos piensen lo contrario.
Existen varias curiosidades en su manera de comunicarse: en un establecimiento comercial te reciben con “Si ocupas cualquier cosa, con mucho gusto”, frase recurrente y casi indescifrable al utilizar el verbo ocupar como sinónimo de necesitar.
Peor resulta para el recién llegado cambiar el modo de pedir algo que vas a comprar por: “¿Me regalas tal cosa?”.
Los ticos, que se reconocen de esa manera en el mundo por agregarle desde épocas pasadas tal diminutivo a cualquier palabra, en su lenguaje coloquial utilizan, además, muchas metáforas. Si estás de cumpleaños o en una celebración, estás de manteles largos y, si alguien fallece, cantó viajeras o se puso el pijama de madera.
Si algo resulta bien arraigado, es más tico que el gallo pinto; un “cuchara” es un buen cocinero; pero, si se nota el cansancio, te pueden preguntar: “¿Faltó noche o le sobró amor?”.
Para los costarricenses, un refresco es una gaseosa; un yodo, un café; el queque, un pastel o cake; zumo, un jugo de frutas; una pulpería es un local de ventas “de todo un poco”; y algo bueno, mejor o insuperable, la última chupada del mango.
Les llaman carajillos a los niños, la aguja es la barrera de un peaje o paso de tren; el brete, el trabajo; un caballo, un mal conductor; una carreta puede ser una persona lenta; el “chante” es el hogar y Chepe se refiere a la capital, San José.
Una presa es un embotellamiento de vehículos; la bomba, una gasolinera; agarrar la lata, trasladarse en un autobús o guagua; rayar, adelantar a un carro; un abanico es un ventilador; halar la paja, decir tonterías y, si una persona te dice “No hay piña”, no significa que está desprovisto de la rica fruta tropical, sino que no hay lo que buscas.
Otros modismos más universales son el conocido “mae”, arraigado entre amigos, familiares y vecinos como frase de confraternidad con alguien muy cercano, mientras que al saludar o despedir no puede faltar el “¡Pura vida!”, casi el slogan de un tico para expresar alegría y que todo está bien.
(Tomado de Orbe)