Lula enunció ese evento en diciembre e invitó a «todos los gobernadores porque el 8 de enero vamos a hacer un acto aquí en Brasilia para recordar a la gente que trató de dar un golpe de Estado y que fue debelado por la democracia».
En esa fecha de 2023, marcada en negro en la historia nacional, adeptos radicales del exmandatario Jair Bolsonaro (2019-2022) invadieron y depredaron las sedes capitalinas del Congreso Nacional, el Supremo Tribunal Federal (STF) y el Palacio del Planalto, sede del Poder Ejecutivo.
Los extremistas irrumpieron violentamente en los edificios de esas instituciones, bajo gritos de intervención militar y en rechazo a la asunción al poder de Lula, quien en octubre de 2022 derrotó en las urnas a Bolsonaro.
Este jueves «firmamos un plan de acciones integradas, definiendo lo que cada uno hará», informó el secretario ejecutivo del Ministerio de Justicia, Ricardo Cappelli, tras salir el 26 de diciembre del Centro Integrado de operaciones de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal.
Para hacer posible la integración de fuerzas y el intercambio de información para el evento, Cappelli se reunió en aquella data con representantes de la policía Federal y de Carreteras, así como del Gabinete de Seguridad Institucional.
De igual manera con delegados de la Secretaría Nacional de Seguridad Pública y jefes de Seguridad del Senado, de la Cámara de Diputados y del STF.
Según el secretario ejecutivo, el evento, que contará con la presencia de los presidentes de los Tres Poderes, así como de gobernadores, parlamentarios, representantes de la sociedad civil, ministros y titulares de tribunales de justicia estaduales y de asambleas legislativas, será «un acto de celebración democrática, con todas las autoridades de Brasil».
Aflorará, recalcó, un momento de fiesta para celebrar la democracia revitalizada después de los actos inaceptables del 8 de enero de 2023.
Explicó que, para que todo salga bien, se hizo un trabajo para monitorear «amenazas de ataques a las instituciones democráticas» y hasta el momento, no hay nada que genere mayor preocupación. «Pero el trabajo (preventivo, de preparación y de monitoreo) resulta fundamental para que todo vaya bien», remarcó.
El funcionario precisó que las manifestaciones contrarias o a favor del gobierno son «siempre bienvenidas y absolutamente naturales», pues Brasil es un país libre y democrático y solo «vamos a monitorear iniciativas que atenten contra los poderes constituidos».
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