Según la publicación digital Ámbito, los precios mejoran en el comienzo de año, pero el escenario a mediano plazo es de incertidumbre para la demanda del biopolímero, principalmente utilizado para la producción de papel y cartones, así como para obtener fibras textiles y otros derivados.
La tonelada de celulosa de fibra corta se ubica en los 650 dólares y la de fibra larga en los 750 dólares.
Analistas señalan volatilidad en el mercado como consecuencia de la inflación en Estados Unidos, menor actividad industrial en China y el impacto que aun acusa Europa por el conflicto ruso-ucraniano.
En paralelo, apuntan, la demanda se resentirá por el incremento en el volumen de celulosa disponible en América Latina, incluido en Uruguay cuando esté a total capacidad productiva la planta UPM 2, que opera un consorcio finlandés.
A ello se sumarán los despachos del proyecto MAPA (Modernización y Ampliación de la Planta Arauco) de la compañía chilena Arauco y de Suzano en Brasil (que comienza a mediados de este año), añade Ámbito.
En 2023 el volumen de venta de Uruguay aumentó 33 por ciento con el inicio de la planta ubicada en Paso de los Toros, aunque el valor de lo exportado cayó 20 por ciento por descenso de los precios. La celulosa ocupó el segundo lugar en la lista de exportaciones uruguayas el pasado año con ventas por dos mil 19 millones de dólares, según el informe de la agencia Uruguay XXI.
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