Con 85 años de edad y de visita privada en Cuba, recibió la invitación oficial de parte de la Federación Cubana de Béisbol y se convirtió en el tercer pelotero después de 1961 con experiencia en Grandes Ligas que inaugura un partido en la isla de esa manera.
Antes lo había hecho en 1992 en el estadio Capitán San Luis de Pinar del Río el legendario y también exaltado al Salón de la Fama Hank Aaron, y luego en 2016 su compatriota Luis Tiant, en el célebre partido amistoso que jugó una selección nacional con el equipo Tampa Bay Rays en el mismo Coloso del Cerro.
Oliva, tres veces campeón de bateo en la Liga Americana con el uniforme de los Mellizos de Minnesota, declaró a Prensa Latina que esta noche había cumplido uno de sus sueños.
Este jugador fue el primer cubano con el honor de ser elegido Novato del Año y tuvo ocho participaciones en Juegos de Estrellas, todo un récord en su época.
En 15 temporadas en Las Mayores, el recio toletero zurdo que intimidó a los lanzadores en las décadas del 60 y 70 del siglo pasado, fue líder en imparables en cinco campañas y en dobles en otras cuatro, y concluyó su carrera con un promedio ofensivo de .304, con mil 917 hits, 220 cuadrangulares y 947 carreras impulsadas.
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