Al-Masira TV, afiliada al grupo rebelde, informó sobre una incursión contra la capital Saná.
Medios de prensa norteamericanos reportaron que el ataque fue ejecutado por un buque de guerra, que disparó misiles Tomahawk contra un presunto radar.
Nuestra venganza contra Washington y Londres continuará porque violaron la soberanía yemenita, respondió Hizam Al-Assad, miembro de la oficina política de los hutíes, como son conocidos internacionalmente.
Para justificar la nueva agresión, el presidente estadounidense, Joe Biden, calificó anoche a los hutíes de grupo terrorista, sin aportar pruebas que validen tal afirmación.
El general Douglas Sims, director de operaciones del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, señaló que el viernes unos 30 lugares en Yemen fueron blanco de misiles y bombas.
Sin embargo, Yahya Saree, vocero de las fuerzas rebeldes, elevó la cifra a 73, incluidos objetivos en Saná y las gobernaciones de Al Hudayada, Taiz, Hajjah y Saada.
El portavoz también informó cinco muertos y seis heridos durante la ola de ataques.
La incursión provocó numerosas críticas en la región, incluidos Irán, Iraq y Türkiye, y llamados a evitar una escalada.
Washington señala que sus operaciones son una respuesta a la decisión del grupo armado de atacar en el mar Rojo a los buques vinculados con Israel o sus aliados como muestra de solidaridad con el agredido pueblo palestino.
Los hutíes controlan el norte del país, incluido la capital, tras levantarse en armas contra el Gobierno en 2014, un hecho que desató una guerra civil, que continúa en la actualidad.
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