Un estudio dirigido por la investigadora demostró que en 2017 y 2019, cuando ocurrieron en el país los más grandes eventos de elevadas temperaturas en la historia reciente, hubo también un número de fallecidos por encima de lo esperado.
En el primero de esos años, dijo, se registraron casi 600 muertes adicionales a la media normal, debido a las fuertes olas de calor en diversos lugares del territorio nacional.
La ciudad de Chillán, en el sur de Chile, reportó hasta 43 grados Celsius, algo insólito para esa zona, mientras en Vicuña (norte chico) los termómetros subieron hasta los 41.
Dos años después ocurrió la peor contingencia que afectó desde el norte hasta el sur del país y también se rebasaron las marcas extremas conocidas hasta entonces.
En ese período fueron detectadas 245 defunciones más de lo normal e indudablemente se debió a las condiciones climáticas, señaló la académica.
La gente debe comprender, agregó Palmeiro, que 35 grados de calor son suficientes para causar la muerte de personas con ciertas condiciones, como tener más de 65 años o padecer diabetes e hipertensión arterial.
Agregó que los estudios internacionales indican que los eventos de elevadas temperaturas van a ser más frecuentes, severos y prolongados, a lo cual se suma el envejecimiento de la población, no sólo en Chile, sino en el mundo entero.
El punto es, señaló la especialista a Radio Cooperativa, que si nos preparamos y enfrentamos estas olas de buena manera y coordinados, podemos disminuir el impacto.
Hay dos tipos de acciones a diferente nivel, precisó, y la primera son las políticas gubernamentales para movilizar a las entidades públicas y privadas y cumplir el plan gestionado por el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres.
Por otro lado están las conductas individuales de protección y prevención y mencionó entre ellas evitar el impacto directo del sol durante el verano entre las 11:00 y las 17:00 (hora local), en particular para niños y adultos mayores.
También deben tomar agua constantemente y no sólo cuando se siente sed, porque entonces ya existe un signo de deshidratación, que es precisamente lo que se debe evitar.
De igual manera estar atentos a señales como palpitaciones, dolor de cabeza, síntomas de agobio o inflamación de los pies y pedir ayuda a vecinos y familiares, concluyó Yasna Palmeiro.
jha/car/eam