El tránsito disminuyó en las principales avenidas de la ciudad, mientras los habituales comerciantes callejeros están a la espera, según pudo constatar esta agencia.
‘En Puerto Príncipe la gente está muy cautelosa buscando información, buscando entender lo que pasó antes de asumir su posicionamiento político’, dijo a Prensa Latina el analista político Camille Chalmers.
No obstante, indicó que en ciudades como Miragoane, al sudoeste de la capital, muchas personas salieron a ‘festejar’.
El primer ministro interino, Claude Joseph, confirmó en la mañana el asesinato en su residencia del mandatario, a manos de un comando armado integrado por personas que hablaban español, aseguró en un comunicado de prensa.
Testigos del hecho dijeron a medios de comunicación que los ‘mercenarios’ se identificaron como agentes de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés).
‘Me sorprendieron las ráfagas de disparos que nunca había escuchado en mi vida. Pensé que me habían alcanzado las balas. Esperaba cualquier cosa’, dijo uno de los vecinos cercanos a la casa presidencial.
Por su parte, Chalmers consideró ‘muy extraño’ que un comando pudiera llegar hasta la residencia presidencial.
‘Probablemente es una operación construida con complicidad de fuerzas externas, pero también con la participación de fuerzas internas, sobre todo a nivel de los cuerpos de seguridad del presidente’, apuntó.
El magnicidio ocurre en un momento de gran crisis política en el país, y a pocos meses de las elecciones generales programadas por el Gobierno.
Moïse arribó a la presidencia en febrero de 2017, tras un controvertido proceso electoral, en el cual solo votó el 20 por ciento del padrón.
Su gestión estuvo marcada por intensas protestas antigubernamentales, la agudización de las discrepancias políticas y un marcado aumento de la inseguridad con la proliferación de bandas armadas.
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