Aunque se cancelaron los actos por la fecha, después anular los de 2020 por la pandemia de la Covid-19, la prevista para mañana trascurriría en medio de una compleja situación socioeconómica, agravada por el conflicto armado (2013-2018) aún con secuelas en este país africano que firmó un acuerdo de paz y actualmente trata cumplir sus tópicos.
En ese contexto, 8,3 millones de personas, cerca de dos tercios de la población sursudanesa, necesita ayuda humanitaria, y más de la mitad de los afectados, 4,5 millones, son niños, según un informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
‘Sudán del Sur es una de las peores crisis humanitarias del mundo y la más olvidada’, consideró Unicef.
El país sufre violencia, hambruna y una difícil situación económica empeorada por una inflación galopante, que algunos observadores identifican como la pesadilla después del sueño de la independencia.
Al respecto el director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en este país, Matthew Hollingworth, informó que más de 7,2 millones de personas, alrededor del 60 por ciento de la población, sufren inseguridad alimentaria aguda y 108 mil ciudadanos enfrentan amenaza de hambruna.
También diversas regiones fueron afectadas por la sequía, dos años de inundaciones consecutivas y una plaga de langostas del desierto, que en conjunto deterioraron más el consumo de víveres de los ciudadanos sursudaneses.
Unido a eso se disparó la violencia entre comunidades y -según la ONU- más del 80 por ciento de víctimas civiles en 2021 fueron el resultado de esos altercados, en su mayoría causados por motivos políticos, pero también para acaparar tierras y ganado, todo vinculado con necesidades humanitarias.
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