El área es considerada como un desafío para el Gobierno federal y será el foco de Lewandowski, quien asumió este jueves en el puesto, en ceremonia realizada en el Palacio de Planalto, sede del Poder Ejecutivo en Brasilia.
«Nadie persigue a nadie, la Policía Federal no persigue a nadie. El Gobierno federal no quiere meterse a hacer la política de seguridad en los Estados. Lo que queremos es construir con los gobernadores la asociación necesaria para combatir (…) el crimen organizado», declaró Lula en el acto de asunción del exjuez del Supremo Tribunal Federal (STF).
Para el fundador del Partido de los Trabajadores, el problema del crimen organizado «no es una cosa de una favela, una ciudad o un estado».
Es una industria multinacional de hacer delitos internacionales, y está en toda la actividad de este país, subrayó.
Lula manifestó que confía ciento por ciento en Lewandowski y que Flavio Dino, a quien sustituye en el cargo, cumplió de manera magistral la tarea de dirigir la cartera por más de un año e hizo un trabajo extraordinario.
Dino fue exonerado del cargo de ministro de Justicia el 31 de enero y tomará posesión como magistrado en el STF el 22 de febrero.
Hace el camino inverso al de Lewandowski, quien se retiró de la corte superior a los 75 años, en abril pasado.
El presidente reforzó que le dio autonomía al nuevo titular de Justicia para montar su propio equipo, después de la presión sobre el destino de Ricardo Cappelli, entonces secretario ejecutivo de la cartera en la gestión Dino.
Lewandowski era el favorito de Lula para el ministerio.
Según medios periodísticos, conoció al líder progresista en la época en que era sindicalista (década de 1970), en el municipio Sao Bernardo do Campo, Zona Sudeste del Grande Sao Paulo, más conocida como ABC Paulista.
El periódico O Estado de Sao Paulo asegura que la relación entre ambos es de confianza personal.
Refiere que Lewandowski llegó al STF en 2006, indicado por el exdirigente obrero con apoyo de la entonces primera dama Marisa Leticia.
En 2016, como presidente del STF, el abogado presidió también el proceso parlamentario judicial contra la expresidenta Dilma Rousseff que la depuso, pero no la dejó inelegible.
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