Los pronósticos del Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet) pronostican la continuación de la ola de calor, que registró temperaturas sofocantes y más de un centenar de incendios en Montevideo y zonas adyacentes, aunque la víspera fue otra la historia.
Al menos en esta ciudad el descenso de las temperaturas hizo salir a muchos pobladores a los parques y a la Rambla frente al Río de la Plata.
El viernes último el panorama mostraba las playas montevideanas repletas de veraneantes, pese a la alerta de altas radiaciones solares.
Resulta una historia cambiante por los recurrentes cambios de temperatura, en un país que tiene en los restaurantes y cafés horario para el té, muy lejos del Reino Unido y con más café, alfajores, sandwich, medias lunas y crossaint.
Lo que no cambió durante casi tres años aquí fue la sequía persistente en 2023 que mereció una emergencia agropecuaria para todo el territorio.
Además, otra emergencia hídrica para la Zona Metropolitana, la cual incluye el departamento de Montevideo y áreas de Canelones y San José.
La sequía causó el año pasado pérdidas en rubros agrícolas y de ganadería superiores a los mil 800 millones de dólares.
A finales de 2023 volvieron las lluvias, pero con tal intensidad que provocaron inundaciones en departamentos del norte y oeste, y el desplazamiento de varios miles de habitantes.
Al tema se añade por estos días las elevadas emisiones de rayos ultravioletas, advertidas en comunicados del Inumet.
Según meteorólogos, Uruguay transita entre el Niño y la Niña, pero en una rápida sucesión que explica los contrastes en el tiempo.
Mientras tanto, las playas montevideanas se llenan o vacían con la misma rapidez con que suben o se hunden los termómetros, aunque lo que persiste, entre bañistas, es la preocupación sobre el cambio climático.
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