Esta postura fue expresada por el representante permanente de esta nación levantina ante las Naciones Unidas en Nueva York, el embajador Qusai Al-Dahhak, durante una sesión extraordinaria del Consejo de Seguridad convocada por Rusia para debatir las amenazas a la paz y la seguridad internacionales.
La administración estadounidense está repitiendo los mismos pretextos endebles y acusaciones engañosas en un intento de justificar sus repetidos ataques, incluida la presentación de una interpretación distorsionada de las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas, especialmente el artículo 51 de la misma, ignorando que el ocupante no tiene derecho a la legítima defensa, afirmó el delegado.
Denunció que las causas fundamentales de los conflictos, el sufrimiento y la inestabilidad en la región son las políticas equivocadas de Estados Unidos y su apoyo ciego a Israel y sus crímenes brutales.
El diplomático reveló que los bombardeos norteamericanos causaron la muerte de 37 personas, entre militares y civiles, mientras otros 34 resultaron heridos, además de la destrucción de varios edificios residenciales en los que vivían numerosas familias, una escuela y sitios históricos, incluido el castillo de Al-Rahba.
Tachó el ataque de una flagrante violación de la Ley Internacional, el derecho humanitario, y los principios y propósitos de las Naciones Unidas.
Lamentó que las sucesivas administraciones estadounidenses hayan obstruido el trabajo del Consejo de Seguridad y paralizado su capacidad para asumir la responsabilidad básica que le han confiado los Estados miembros de mantener la paz y la seguridad internacionales.
Tales agresiones no disuadirá a Siria de continuar su empeño por liberar todo su territorio de la presencia militar extranjera ilegal, erradicar el terrorismo y restablecer la autoridad del Estado, precisó.
A final de su intervención, Al-Dahak exigió a Estados Unidos que abandone sus políticas equivocadas y destructivas en la región, ponga fin a su presencia militar ilegal en territorio sirio y detenga el sufrimiento que está causando al pueblo como resultado de sus inhumanas medidas coercitivas, su saqueo de la riqueza nacional y su apoyo a organizaciones terroristas y milicias separatistas.
El sábado último, cazabombarderos de Estados Unidos atacaron decenas de puntos del ejército sirio y sus aliados, en la provincia de Deir Ezzor, ubicada a 450 kilómetros al nordeste de esta capital, cerca de la frontera con Iraq.
Washington mantiene una quincena de bases en territorio sirio sin el consentimiento del Gobierno de Damasco ni la aprobación de las Naciones Unidas, las cuales han sido atacadas con misiles y drones en más de 150 ocasiones durante los últimos tres meses, en respuesta al apoyo estadounidense al genocidio cometido por Israel en Gaza.
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