La reunión de este viernes se centrará en la necesidad de preservar el espacio para la asistencia humanitaria en un contexto de guerras y crisis sanitaria.
Al inicio de la pandemia, el año pasado, el secretario general de la ONU, António Guterres, alertó que a medida que aumentaba la propagación de la Covid-19, los civiles afectados por años de conflicto armado resultarían particularmente vulnerables a la enfermedad.
Según destacó en esa oportunidad, el virus SARS-CoV-2 no solo enferma a las personas y hasta las lleva a la muerte, sino que tiene otros impactos, por ejemplo, empujar a millones hacia la pobreza y el hambre.
En muchos lugares del mundo, indicó Guterres, están en retroceso décadas de progreso logrado en materia de desarrollo.
Donde continúan los enfrentamientos, la Covid-19 hace que la protección de civiles sea más desafiante que nunca, en tanto la ayuda de la ONU y otros organismos resulta de mayo importancia, recalcó.
Otros informes de la ONU subrayan que la compleja situación sanitaria y los cierres generados a raíz de la pandemia han impedido u obstaculizado que la asistencia humanitaria llegue a las personas afectadas por conflictos en diferentes regiones del mundo.
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