De acuerdo con la indagación, el tercio de naciones con mayor riesgo representa más de dos tercios de la población mundial y se concentra geográficamente en territorios de bajos ingresos de África y el sudeste asiático.
La investigación realizada por expertos de la universidad de Notre Dame, en Indiana, analizó tres conjuntos de datos públicos de 176 países como el índice de Adaptación Global de ese propio centro, el de Desempeño Ambiental de la universidad de Yale, y la Alianza Global sobre Salud y Contaminación.
De esta forma, descubrieron que existe una relación ‘estadísticamente significativa’ entre la distribución espacial del riesgo climático global y la contaminación tóxica.
Asimismo, explicaron que el cambio climático y la contaminación tóxica interactúan para crear problemas agravados, como el aumento de las temperaturas, lo cual puede incrementar las enfermedades y muertes relacionadas; así como la toxicidad de los contaminantes ambientales.
A ello se suma que los factores demográficos, ecológicos y sociales están interconectados y demuestran patrones más amplios de desigualdad.
Los investigadores reseñaron que las condiciones estructurales locales como una capacidad relativamente baja de política ambiental, así como elementos externos relacionados con las empresas extranjeras que se aprovechan de la reducción de la regulación ambiental desempeñan un papel en la exacerbación de los riesgos en naciones pobres.
El documento resalta que para abordar ampliamente los impactos del cambio climático en países pobres se necesitan evaluaciones más precisas al interior de cada Estado y sugirió un enfoque a profundidad para los responsables políticos de todo el mundo.
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