La propuesta presentada por el gobernante conservador durante una visita al condado de Surrey, al sur de Londres, contempla otorgar más poderes a la policía que detengan y registren en plena calle a cualquier sospechoso.
También se incrementarían las penas de cárcel contra los delincuentes, los ladrones tendrían que portar un grillete electrónico al salir prisión, y se nombrará a un oficial de policía para cada vecindario.
Las autoridades de Gales probarán el método de detectar el alcohol a través del sudor en expresidiarios, en un intento por reducir los delitos relacionados con el consumo de bebidas alcohólicas.
De acuerdo con lo anunciado por Johnson, la Unidad de Disminución de la Violencia contará con 17 millones de libras esterlinas adicionales, unos 23 millones de dólares, para trabajar con los jóvenes.
El plan contra el crimen del gobierno conservador fue duramente criticado por la oposición política y algunas organizaciones defensoras de los derechos humanos.
Keir Starmer, líder del Partido Laborista, calificó de truco ridículo el anuncio de que se nombrará a un agente para atender a cada víctima de un delito.
Su correligionario Nick Thomas-Symonds, quien además de legislador ocupa el puesto de ministro del Interior en el llamado gabinete a la sombra (opositor), consideró un insulto que el gobierno conservador se comprometa a combatir el crimen después de 11 años en el poder.
La organización no gubernamental Liberty alertó, por su parte, que al dar mayores poderes a la policía para detener y registrar a las personas por cualquier motivo solo incrementará el número de jóvenes que entran al sistema de justicia criminal.
La Federación de Policías, que exige mejores salarios para los agentes, también se quejó en una carta entregada este martes en la oficina de Johnson de que el plan no hace más que reciclar viejas ideas, cuando lo que se necesita es una inversión genuina en todo el sistema.
rgh/nm