El Tribunal Oral Federal número 5 se pronunció este viernes en el juicio a los exmiembros de la Armada Jorge (El Tigre) Acosta y Alberto Eduardo González, (alias Gato), por los delitos sexuales cometidos en la otrora Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), uno de los mayores centros clandestinos durante esos tristes años.
En la primera sentencia por violencia sexual en ese centro, Acosta fue condenado a 24 años y González a 20 años. En ambos casos las penas fueron unificadas a prisión perpetua por la sumatoria de condenas anteriores impartidas a ambos en juicios previos por los sistemáticos delitos de lesa humanidad que cometieron.
Tras un juicio, que se extendió por 10 meses, realizado de manera virtual por la situación de la Covid-19, finalmente los jueces Adrián Grunberg, Daniel Obligado y Adriana Pallioti encontraron culpables a ambos represores. Acosta como autor penalmente responsable de los hechos cometidos contra Silvia Labayrú, Mabel Zanta y María Rosa Paredes y a González por su responsabilidad también contra Labayrú.
Los hechos ocurrieron durante 1977 y principios de 1978, según la acusación con la que ambos represores deberán pagar con cárcel por la ‘violación agravada en concurso de dos o más personas, reiterada en al menos 10 oportunidades, abuso deshonesto, privación ilegítima de la libertad y tormentos, delitos que se declararon imprescriptibles por ser de lesa humanidad’.
‘Los delitos sexuales cometidos en la ESMA eran conocidos. Fueron narrados ante tribunales orales por quienes los habían sufrido. Muchas veces esa exposición implicó que sean revictimizadas. Ninguna de las sentencias dictadas en esta causa reflejó hasta hoy aquellas acusaciones’, precisó el Centro de Estudios Legales y Sociales tras conocer el veredicto.
Varias organizaciones de derechos humanos como Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio y personalidades políticas calificaron de histórico este fallo, otro paso más de reparación y contra la impunidad de genocidas que cometieron cientos de crímenes durante los años de dictadura, que dejó más de 30 mil desaparecidos y cuyas heridas permanecen aún abiertas.
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