Un análisis de Coldiretti sobre la base de datos de la European Severe Weather Database (ESWD) hace referencia a la última ola de calor, sequías, inundaciones de los ríos, golpes de agua, deslizamientos de tierra, campos anegados y árboles arrancados de raíz que azotó las ciudades y el campo del norte de Italia.
Para esa confederación, desde su sitio coldiretti.it la lluvia permite combatir la sequía en el campo, pero para que fuera un alivio debe ser más constante y duradera.
En cambio, comparó, son demasiado intensas con fuertes tormentas que provocan deslizamientos e impactan en territorios, cada vez más frágiles por la sobreconstrucción y el abandono.
Coldiretti recordó en tal sentido, a partir de datos del Instituto Superior de Investigación y Protección Ambiental, que tiene riesgo hidrogeológico siete mil 252 municipios italianos, el 91,3 por ciento del total.
El efecto del cambio climático con la alternancia de sequías e inundaciones provocó la pérdida de más de 14 mil millones de euros en una década, entre caídas de la producción agrícola nacional y daños en estructuras e infraestructuras en el campo.
El extremo calor y la prolongada falta de lluvias arruinó campos de frutas y hortalizas, viñedos, arboledas de críticos cosechas de cosecha de tomates y del forraje necesario para la alimentación del ganado.
Coldiretti reiteró que Italia enfrenta las consecuencias del cambio climático con tendencia a la tropicalización y la multiplicación de eventos extremos con una mayor frecuencia de eventos violentos, retrasos estacionales, lluvias cortas e intensas y la rápida transición del calor al mal tiempo.
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