Biden culpado por muchos y justificado por algunos fue el centro del fuego cruzado por el caos en la nación centroasiática después de su decisión de retirar las fuerzas invasoras luego de 20 años de una costosa e injustificada guerra.
En los últimos días el gobierno hace esfuerzos ingentes por presentar la evacuación de diplomáticos, ciudadanos estadunidenses y afganos cooperantes como una acción coordinada, mientras se encuentra bajo una enorme presión de los legisladores del Congreso de ambos lados del pasillo.
Aunque la mayoría de los votantes apoyan la decisión de Biden de retirar las tropas de Afganistán, los funcionarios de la administración están controlando los daños después de haber sido sorprendidos por la velocidad de la toma de posesión de los talibanes.
La crisis tiene ribetes amenazantes para el gobierno y según medios de prensa locales si la Casa Blanca logra con éxito la evacuación pudiera recibir un espaldarazo, pues una mayoría era partidaria del regreso de las tropas a casa antes de la debacle.
Sin embargo, el proceso de salida fue hasta ahora poco menos que caótico y el propio mandatario lo calificó así. ‘Se trata de uno de los mayores y más difíciles traslados aéreos de la historia’, dijo en sus declaraciones del viernes.
Por otra parte, varios comités del Congreso liderados por los demócratas buscaran respuestas sobre la gestión de la retirada de Afganistán, según expresaron durante el curso de la semana.
En ese sentido se espera que los legisladores de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes reciban una sesión informativa clasificada de funcionarios de inteligencia, cuando la Cámara regrese de su receso de agosto.
El presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, el demócrata Gregory Meeks, ha solicitado que el secretario de Defensa, Lloyd Austin, y el secretario de Estado, Antony Blinken, testifiquen lo antes posible.
Otros comités como los de Inteligencia, Relaciones Exteriores y Servicios Armados del Senado también serán parte del escrutinio luego del receso de este verano.
También como respuesta al caos, Biden se reunirá esta semana con los miembros del G7 en una cumbre virtual para apaciguar descontentos a causa del inicio de la retirada que debe concluir el 31 de agosto próximo.
Asimismo la crisis amenaza con distraer la atención de la agenda doméstica de Biden si se observa que los miembros de la Cámara baja retornan a la capital , y los demócratas planean votar una resolución presupuestaria que allanará el camino de una medida de 3,5 billones de dólares que está repleta de las principales prioridades legislativas de la administración.
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